El lunes 25 realizamos un acto en la Universidad Nacional de Lanús para despedir a nuestro compañero y amigo Mariano Ferreyra. Nuestra convocatoria fue bien recibida por estudiantes, trabajadores de la universidad, docentes y agrupaciones, superando así las 100 personas allí presentes.
El acto constó de una profunda denuncia política orientada hacia el esclarecimiento de las responsabilidades materiales e intelectuales del asesinato de nuestro compañero. La intervención de Federico Lugo, un compañero de la UJS del CBC de Avellaneda, sirvió para manifestar la calidad de militante que Mariano significaba y su empeño por transmitir su experiencia hacia sus compañeros con quienes compartía su actividad.
Luego, un compañero de Causa Ferroviaria acentuó cuánto lo impactó la sistematicidad y convicción con la que Mariano se dedicó a apoyar el trabajo en las reuniones ferroviarias. Señalando que su actividad no sólo había revitalizado ese frente, sino que había abierto nuevas posibilidades para intervenir.
En esta ocasión, me tocó cerrar la actividad declarando lo difícil que se hacía despedir no sólo a un compañero brillante, sino también a un amigo excepcional. Las anécdotas que pude recordar son manifestaciones de la convicción con la que Mariano siempre desarrolló su militancia. No fue ésta la primera vez que compartimos junto a él la satisfacción de defender una causa justa ante la amenaza de una patota, pero sí fue la última.
Sabemos que va a ser difícil cada actividad y reunión donde ya se hace sentir su ausencia. Pero nos impulsa el ánimo de redoblar la lucha para recordarlo como él vivió: peleando.
Aunque me niegue a tener que decírtelo, nadie más que vos se lo merece: hasta la victoria siempre.
El acto constó de una profunda denuncia política orientada hacia el esclarecimiento de las responsabilidades materiales e intelectuales del asesinato de nuestro compañero. La intervención de Federico Lugo, un compañero de la UJS del CBC de Avellaneda, sirvió para manifestar la calidad de militante que Mariano significaba y su empeño por transmitir su experiencia hacia sus compañeros con quienes compartía su actividad.
Luego, un compañero de Causa Ferroviaria acentuó cuánto lo impactó la sistematicidad y convicción con la que Mariano se dedicó a apoyar el trabajo en las reuniones ferroviarias. Señalando que su actividad no sólo había revitalizado ese frente, sino que había abierto nuevas posibilidades para intervenir.
En esta ocasión, me tocó cerrar la actividad declarando lo difícil que se hacía despedir no sólo a un compañero brillante, sino también a un amigo excepcional. Las anécdotas que pude recordar son manifestaciones de la convicción con la que Mariano siempre desarrolló su militancia. No fue ésta la primera vez que compartimos junto a él la satisfacción de defender una causa justa ante la amenaza de una patota, pero sí fue la última.
Sabemos que va a ser difícil cada actividad y reunión donde ya se hace sentir su ausencia. Pero nos impulsa el ánimo de redoblar la lucha para recordarlo como él vivió: peleando.
Aunque me niegue a tener que decírtelo, nadie más que vos se lo merece: hasta la victoria siempre.
