miércoles, 23 de enero de 2008

Campamento de Verano de la UJS

DEL 15 AL 18 DE FEBRERO EN RAMALLO


La UJS está preparando un gran campamento. Una instancia de formación política de la juventud obrera y estudiantil, pero también una instancia social de esparcimiento y recreación, para compartir en el balneario en el río y tantas experiencias de lucha que se funden en la UJS.

Los campamentos son ya una tradición en la UJS y se están extendiendo al interior del país. Los campeonatos de fútbol, voley y truco, la fiesta del último día, el si lo sabe ladre... Lo más importante la clase práctica de socialismo, la propia organización del campamento. Todos los que participamos del campamento trabajamos para sostenerlo, nadie es mulo de nadie. Las comisiones que trabajan, son las que discuten los cursos que se dan, la experiencia de lucha en las escuelas y facultades, en los barrios y en las fábricas. Este año los cursos de formación son dos: el curso del Estado y la Revolución, y el curso sobre el 90 Aniversario de la Revolución Rusa.

Llegar a Ramallo es un esfuerzo militante. Las regionales están organizando fiestas y ventas de empanadas. Algunas se movilizan para reclamarle a los municipios los micros que han encarecido fuertemente la actividad

Es un campamento de luchadores. Todos tienen su lugar en el campamento a condición de que se organicen para ello. Nos vemos en el río, en Ramallo.

Freddy Gima

Se quebró otro intento de derrotar la huelga

Cambió el escenario, no la lucha

Se quebró otro intento de derrotar la huelga de los trabajadores del CasinoUna decisión aberrante del juez Oyarbide dio lugar a la apertura del Casino, clausurado el 9 de diciembre por la jueza Servini de Cubría. La resolución de Oyarbide fue un verdadero bando militar que amplió el radio de acción de la Prefectura para impedir el bloqueo de las instalaciones del Casino por parte de los huelguistas. La resolución establece un verdadero estado de sitio de la zona adyacente al puerto.

La apertura se produjo luego de que el Ministerio de Trabajo, que abiertamente saboteó la posibilidad de sentar a la patronal con los representantes de los trabajadores, hiciera lugar a un pedido conjunto de la burocracia de Aleara y la patronal para que se abriera el Casino y se "liberaran" las puertas de entrada por medio de la Prefectura.

Tanto la patronal como la burocracia (que sacó afiches al respecto), suponían que los luchadores del Casino instalados en la Plaza de Mayo habían quedado aislados del conjunto de los trabajadores. Actuaron con la expectativa de que una apertura con la "garantía" de la Prefectura produciría una "corrida" que desmantelaría la lucha.

Para sorpresa de unos y otros, los trabajadores del Casino se fueron de la Plaza de Mayo y convocaron a una memorable asamblea en el Parque Lezama con más de 400 trabajadores de Aleara, que votaron por unanimidad continuar la lucha hasta que la empresa se sentara a discutir con sus representantes el conflicto.

La patronal no conocía exactamente el pulso de la situación. Sí lo conocían los dirigentes de la huelga que, a través de su boletín de informaciones de la lucha, habían llegado casi al 80% del personal; sabían que aun los que no participan abiertamente del piquete apoyaban la lucha, pues saben que una vuelta al trabajo sin los delegados y sin los activistas transformaría al Casino en la misma cárcel que es el Hipódromo de Palermo (en el que también está Cristóbal López).

La patronal fracasó estrepitosamente en el intento de cambiar despidos por arreglos que dejara afuera sólo a los activistas. Hasta el día de hoy, sólo siete de los 97 despedidos aceptaron la indemnización. Se han producido algunos retiros voluntarios de sectores que no participaron de los piquetes y también entre los propios carneros, que no aguantan la presión del 90% de sus compañeros afuera luchando y un Casino semidesierto dominado por las patotas de Aleara y el Somu más la Prefectura. Aunque son despidos encubiertos, estos arreglos no le sirven a la patronal pues no afectan el corazón de su problema: que el activismo se mantiene firme en la lucha. A pesar de los dos meses, no han podido derrotarlo ni con patotas, ni con la Prefectura ni con las burocracias sindicales del Aleara y del Somu.

Batallas en las puertas
del Casino

Luego de la asamblea de Lezama, los compañeros marcharon, con las trabajadoras del Casino y las madres de los trabajadores al frente, ante las barbas mismas de la Prefectura, que dispuso un bloqueo con más de 700 efectivos para impedir que se reinstalara el piquete en las puertas del Casino. Los acompañaron decenas de activistas, delegados, comisiones internas y una fuerte columna de mas 400 compañeros del Partido Obrero.

A partir de allí se inició un bloqueo que impidió la llegada de las combis y los clientes, restaurando en el puerto el acampe de Plaza de Mayo. Cambió el escenario pero no la fuerza del conflicto. Oyarbide, la patronal y el Ministerio de Trabajo sufrieron una primera derrota. Al segundo día de acampe, mientras los trabajadores seguían armando su boletín de informaciones de la lucha, recibían muestras de solidaridad de los vecinos de la costanera Sur y de la inmensa cantidad de camioneros que pasan por el puerto. Ese día realizaron un festival y comenzaban a llegar delegaciones obreras en apoyo a la lucha.

La patronal, a escondidas, comenzó a hacer entrar a los carneros por el barrio de la Boca a través de un catamarán que atravesaba las fétidas aguas del Riachuelo con más policías que trabajadores y clientes. Al salir a la luz la maniobra, una delegación de madres de Casino realizó un valiente piquete en el embarcadero denunciando ante todos los medios a la patota de Aleara y a la Prefectura. Lo que produjo otra derrota, esta vez en el pintoresco "Caminito". No caminó más el Catamarán de carneros y clientes.

Cerrada la entrada por la Boca y con las entradas bloqueadas en las adyacencias del Casino, no llegaban clientes y había muy poco personal. Entonces se puso de manifiesto crudamente todo el poder del Estado a favor de la patronal amiga de Kirchner. La Prefectura, sin mostrar ninguna orden, avanzó violentamente sobre el piquete pateando todos los enseres del acampe y a palos expulsó a los trabajadores hasta la calle Madero, donde termina su "jurisdicción represiva". A los 15 minutos llegó el "apoyo" de la Federal que, también sin orden alguna, fue haciendo retroceder a los trabajadores del Casino, también a palos y empujones, hasta las escalinatas de la Facultad de Ingeniería. La Federal detuvo a un trabajador.

Si López, la Federal y la Prefectura creían que el desalojo era el fin de la huelga volvieron a equivocarse. Los delegados convocaron una nueva asamblea a las seis de la tarde en las escalinatas de Ingeniería. Volvieron a concurrir 400 trabajadores del Casino. En asamblea, rodeados de la solidaridad de la izquierda y de fábricas movilizadas como Parmalat, decidieron volver a la puerta del Casino. Casi 1.500 compañeros recorrieron otra vez el camino hacia las puertas del Casino y volvieron a reinstalar el piquete ante el asombro de los más de 300 infantes de la Prefectura y los gerentes de la empresa que creían que habían triunfado en el "operativo desalojo".

Una vez en el lugar, volvieron los bloqueos que debilitaron el ingreso de clientes. El martes 15, otra multitudinaria movilización de solidaridad de más de 2.000 compañeros vino en apoyo del piquete fortaleciendo el ánimo de estos grandes luchadores.

Luchamos para ganar

La huelga del Casino ya lleva más de 60 días. Sólo con leer la crónica de los últimos acontecimientos se aprecia que empieza a entrar en la historia de las grandes luchas obreras. Los trabajadores han sorteado enormes obstáculos. La lucha ha templado una dirección joven que ha realizado un curso acelerado de cómo funciona el Estado al servicio de las patronales. Están enfrentando al frente unido de patotas del Somu, de Aleara y del Turf, a la Prefectura, a la Federal, la complicidad de jueces laborales, civiles y penales y a un Ministerio de Trabajo al Servicio de Cristóbal López, que nunca quiso sentarse a discutir.

La juventud trabajadora es la emergente obrera más importante de este período: el Casino, los trabajadores de los "call center", los de los supermercados; los conflictos obreros son dirigidos, en su inmensa mayoría, por jóvenes sin gran experiencia sindical, pero con una voluntad de lucha que los postulan como el futuro del modelo de la clase obrera. Tienen dos cuestiones en común: un repudio generalizado a los métodos de flexibilización laboral y un gran desprecio por la burocracia sindical a la que ven actuar directamente contra las huelgas y en defensa de las patronales.

Mantengamos el sistema de asambleas casi diarias que se ha instaurado, fortalezcamos el Boletín de informaciones de la lucha, que anuda lazos con los compañeros que no están en el piquete, pero se niegan a ir a trabajar a un Casino militarizado. El Boletín, entregado en la casa de cada trabajador, mide nítidamente el verdadero espíritu que reina entre los compañeros. Mantengamos y fortalezcamos el acampe, rodeándolo de solidaridad, impulsando otras movilizaciones y continuando el asedio a una empresa que está perdiendo millones de pesos con la huelga. Estas son las principales llaves para obligarlos a negociar.

Juan Ferro

Unidad nacional para privatizar la salud

Luego de la inmensa movilización de los municipales porteños del 3 de enero, con más de 30.000 trabajadores en la calle, la burocracia del Sutecba tiró la toalla y entregó a los despedidos. A Enrique Pistoletti, secretario de prensa del Sutecba, se le escapó, en declaraciones a La Nación (9/1), que "es un alivio para ambas partes poder limitar un conflicto".

Los despidos de más de 2.000 contratados habían provocado una reacción inmediata de los trabajadores. En la movilización del 3 de enero se vieron banderas que reclamaban, además de la reincorporación de los despedidos, el pase a planta permanente, el aumento salarial y el 82% móvil para los jubilados.

Sin haber conseguido absolutamente nada de lo reclamado, el Sutecba levantó el paro de 72 horas. El gobierno de la Ciudad fue a la cita planteando que no se revería nada de lo resuelto; no se puso en discusión la reincorporación de los 2.300 cesantes; por el contrario, se acordó todo un plan de racionalización de la planta de trabajadores de la Ciudad.

El acta abre un censo del conjunto de los trabajadores municipales, contratados y de planta, y sostiene que "todo aquel que no esté realizando una tarea útil para el vecino, no será renovado" (Acta, 8/1). Se ha enviado al "limbo" al conjunto de los trabajadores contratados. De la reunión se salió peor de lo que se había entrado.

La desregulación de la OBSBA

La desregulación de las obras sociales, a partir de 1997, sirvió para engordar el negocio de las prepagas, que recibieron una transferencia masiva de afiliados sindicales mediante contratos de concesión y gerenciamiento. Los convenios terminaron aumentando los padrones de las pre-pagas entre los afiliados de mayores salarios (y aportes).

La función de la intervención de la OBSBA es sumarla a la desregulación. El botín es enorme: 120.000 afiliados con sus familias y 70.000 jubilados. El de la OBSBA podría ser la punta de lanza de un proceso de privatización más vasto, que incluya a las obras sociales provinciales y universitarias.

La ley que interviene la obra social de los estatales porteños puso de manifiesto un consenso extraordinario en el avance de la privatización de la salud, desde el macrismo al centroizquierda. Los legisladores de la Coalición Cívica votaron la intervención. El kirchnerismo, por su parte, estuvo ausente de la sesión (aunque el macrismo ya había logrado quórum), para no verse obligado a repetir que apoyan la desregulación de la obra social. Al no bajar al recinto, evitaron poner de relieve su coincidencia con Macri y Carrió. Al mismo tiempo, se ahorraron un choque con la burocracia de Sutecba. Incluso el legislador Hourest, que votó en contra del proyecto Macri-Carrió, reivindicó el principio de la "libre opción", siguiendo la conocida posición de la CTA y ATE. Se desprende de lo ocurrido que existe una virtual unión nacional para meter en el registro desregulatorio a las obras sociales que aún están al margen.

Sutecba apoya la desregulación

Después de la ley de intervención a OBSBA, la Justicia dictó un nuevo fallo que acepta la intervención aunque "ceñida a la tarea de instrumentar la desregulación (dejando) en suspenso el desplazamiento del directorio" (Página/12, 15/1). Sutecba anticipó que no apelará esa decisión: "No nos oponemos a la desregulación siempre que se aseguren las prestaciones a los jubilados y a los pacientes con enfermedades crónicas", señaló a ese mismo diario el secretario de prensa del gremio. La burocracia municipal se apresta a participar en la privatización de la salud de los estatales porteños.

En la sesión de la Legislatura, Hourest denunció que estaba avanzado un acuerdo entre Sutecba y UPCN para el traspaso de afiliados en favor de Unión Personal, la obra social regenteada por Andrés Rodríguez. Después de haber desquiciado Obsba durante años, la burocracia acepta ingresar ahora en la desregulación, lo que les asegurará una jugosa comisión por cada afiliado "traspasado".

El vaciamiento de las obras sociales por parte de la burocracia tiene una salida muy distinta de la pactada en OBSBA. Plantea, en primer lugar, la democratización de los sindicatos y de la gestión de las obras sociales. A partir de esto, se propone la concentración de la atención hospitalaria y las obras sociales en un gran sistema público de salud, bajo gestión de los trabajadores, para garantizar el derecho a la salud al conjunto de la población.

Marcelo Ramal y Alfonso Villalobos