En la mañana del miércoles 5, el gobierno parecía sortear el "golpe de mercado" y la crisis desatada por la estatización de las AFJP. Además de un descenso de la cotización del dólar, decía contar con los votos necesarios para aprobar la reforma previsional entre los diputados parecían garantizados.
"Golpe de mercado"
Sólo los ingenuos pueden creer que el gobierno frenó la escalada del dólar apelando al gurka Moreno; o sea, a un supuesto control de cambios como lo es limitar la venta de divisas a importadores o requerir que los especuladores retengan durante tres días la triangulación de la compra-venta de acciones con los mercados del exterior. Mientras esperaban que la tendencia a una revaluación del peso apresurara la venta de dólares de los exportadores, consiguieron lo contrario: los pulpos cerealeros no liquidan divisas, ni están dispuestos a hacerlo por ahora.
La pretensión de que los controles oficiales apuntan a defender la moneda no la cree ni el gobierno mismo. "Pará de comprar por quince días, hasta que se apruebe lo de las AFJP" (Crítica, 5/11), le dijo Moreno a un operador cambiario. La patronal agraria, industrial y el gobierno (por razones de caja) propician una devaluación mayor. Para frenar la corrida cambiaria y la fuga de depósitos, el gobierno promovió una suba astronómica de las tasas de interés, que agrava la recesión económica.
El escenario del Congreso
En la noche del domingo, Carrió llamó por televisión a repetir este miércoles "la gran marcha de Palermo". Horas después, la movilización languidecía, en medio de las deserciones de la UCR, una fracción de la Federación Agraria y, finalmente, por los propios disensos entre Macri y Carrió.
Anteriormente, habían naufragado las tentativas de "cacerolazos" supuestamente "autoconvocados". Ni ellos, ni las AFJPs, pudieron presentar una alternativa a la estatización, que se impuso como consecuencia de la necesidad de hacer frente a la cesación de pagos de la deuda externa. El planteo alternativo de una "libre opción permanente entre reparto y capitalización" - esbozado por parte de la oposición y la cámara de las AFJPs- , sólo lograría desatar un éxodo al sistema estatal.
La división patronal responde, de todos modos, al impacto desigual que tiene la crisis entre los sectores capitalistas. Mientras unos (Buzzi) reclaman subsidios estatales, los otros (De Angeli, la CRA o la Rural) esperan que la crisis agraria provoque una mayor concentración de tierra y de capital en el campo. Hasta hace pocas semanas, todos ellos llamaban a "no desaprovechar las oportunidades que nos brinda ‘el mundo'". Ahora necesitan protegerse de él.La versión definitiva del proyecto oficial "especifica" el destino que se le dará a los aportes al sistema estatal, el cual será el mismo que les daba la administración privada: la mitad seguirá destinada a refinanciar la deuda pública y el resto a la compra de acciones, obra pública y "fondeo" de créditos al consumo.
La comisión de "monitoreo" de la Anses, que exigieron el SI y Lozano, estará formada por representantes del gobierno, de la UIA y de los bancos. A los centroizquierdistas ni se les ocurrió reclamar la suba de las jubilaciones o el 82% móvil. El administrador de la Anses, Amado Boudou, anunció la posibilidad de acuerdos para financiar a desarrolladores inmobiliarios y empresas de electrodomésticos. El gobierno se ha visto obligado a producir un cambio para dejar todo como está.
Los "peajes" que vienen
Con todo, no bastará este "status quo" para calmar a los "mercados". Morales Solá, golpista inveterado, advierte todavía sobre "los resultados del Senado" (La Nación, 3/11).
A la tregua cambiaria contribuyó indirectamente la Reserva Federal norteamericana al concederle un préstamo reversible de 30.000 millones de dólares a Brasil, "lo que refuerza la política de revalorización del real, que ahora y presumiblemente podría aflojar la presión por un ajuste mayor del peso argentino" (Clarín, 5/11). Luego de denostar al FMI, los Lula y los Kirchner se agarran al socorro de los yanquis.
A la tregua cambiaria contribuyó indirectamente la Reserva Federal norteamericana al concederle un préstamo reversible de 30.000 millones de dólares a Brasil, "lo que refuerza la política de revalorización del real, que ahora y presumiblemente podría aflojar la presión por un ajuste mayor del peso argentino" (Clarín, 5/11). Luego de denostar al FMI, los Lula y los Kirchner se agarran al socorro de los yanquis.
El embargo judicial de los fondos de las AFJP depositados en Estados Unidos también parece controlado, si es cierto que "el litigio se resuelve con una nueva propuesta de pago a los bonistas" (Crítica, 5/11). El gobierno también tendrá que vérselas con la crisis de Aerolíneas, pero los Kirchner ya desmintieron ante Zapatero la intención de estatizar la compañía, es decir que preparan un compromiso con los vaciadores. En este cuadro, De Vido inició la reducción de subsidios a tarifas eléctricas, otra señal de ajuste en favor de los privatizadores.
La votación de los senadores está sujeta al pago de estos y otros "peajes"; los diputados de Cobos ya anticiparon su rechazo a la estatización de las AFJP. El kirchnerismo ya sabe, por lo tanto, qué puede esperar de un hipotético empate en el Senado.
La votación de los senadores está sujeta al pago de estos y otros "peajes"; los diputados de Cobos ya anticiparon su rechazo a la estatización de las AFJP. El kirchnerismo ya sabe, por lo tanto, qué puede esperar de un hipotético empate en el Senado.
Desintegración económica
Los límites de las maniobras oficiales se ponen de relieve en la parálisis económica que avanza implacablemente. Las suspensiones y despidos arrecian en la industria automotriz y en sus proveedores, en la industria de la construcción y, en general, en todas las actividades que dependen del crédito al consumo. La gran patronal bancaria dispuso miles de despidos de trabajadores contratados. En Salta y en la Patagonia, los Estados que viven de las regalías petroleras enfrentan una crisis fiscal. El derrumbe mundial del mercado cerealero sacude también a los distritos agrarios y a las industrias ligadas. Moyano admitió la impotencia oficial para detener la oleada de despidos.
Los "nacionales y populares" creen que pilotean la catástrofe capitalista. Lo único que están haciendo es izar un barrilete en medio de la tormenta.
Para frenar la sangría nacional se necesita un programa obrero y socialista:
Para frenar la sangría nacional se necesita un programa obrero y socialista:
1. Defender la estatización de las jubilaciones mediante la inmediata intervención de las AFJP, su nacionalización, el control obrero de los fondos de la Anses y la restauración del aporte patronal.
2. Asegurar el inmediato 82% móvil para los jubilados y un salario mínimo igual a la canasta familiar.
3. Nacionalizar la banca y el comercio exterior bajo control obrero.
4. Cesar el pago de la deuda externa.
5. Prohibir las suspensiones y despidos, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, reapertura inmediata de las paritarias.Exijamos a la CGT y a la CTA que rompan con el gobierno y que convoquen a un congreso de trabajadores para debatir y resolver un plan de lucha frente al derrumbe capitalista y la impotencia oficial.
Marcelo Ramal
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